miércoles, 20 de mayo de 2009

feminacismo bis

Por tanto, este perfil pertenece a individuos en diferentes grados. Mucha gente, infeliz dentro de una relación o infeliz por la disolución de la misma, podría presentar ocasionalmente periodos de comportamiento "irracional". Lo que caracteriza, sin embargo, a la "terrorista emocional" es que los comportamientos vengativos y destructivos son la norma; los momentos de calma y de lucidez son lapsos, momentáneos remansos de calma en medio de la tormenta.
También, hay mujeres las cuales, víctimas de una relación desdichada o después de la misma presentan un comportamiento más autodestructivo que dañino para los demás. Para la otra parte, que abandona a esta clase de individuo, el simple pensamiento de abandonarla se hace difícil e insostenible por lo frecuente de quejas absolutas del tipo "Yo no puedo vivir sin ti" o "sin ti yo estaría mejor muerta". Seguramente existen muchas mujeres extremadamente dependientes en sus relaciones , las cuales, probablemente sufrieron algún tipo de traición emocional durante su infancia, y que sinceramente sienten que sus vidas fuera de la relación serían solitarias e insoportables. Resulta difícil dejar a este tipo de mujeres , y los hombres que lo intentan pueden llegar a sentir que al dejarlas serían responsables de darle un golpe mortal a una, ya de por sí, pobre infeliz. Los hombres, muy a menudo quedan atrapados en sus relaciones , las cuales podrían ser consideradas como "campos de concentración personales", por el hecho de un sentimiento genuino de caballerosidad hacia su compañera. Las mujeres suelen poner mucho más de sí mismas en sus relaciones y, por consiguiente, sufren cuando sus relaciones fracasan.
Es una pregunta interesante si esta suerte de individuos con inclinaciones suicidas podrían ser considerados como terroristas emocionales. (Para mucha gente, sin duda, estos individuos serían clasificados en la categoría de "chantajistas emocionales). Creo que , lamentablemente, hay gente, profundamente dañada durante su infancia que ciertamente no puede afrontar la vida por ellos mismos. Cuando trabajamos con estos casos potenciales, sin embargo, tratamos de hacer entender al compañero que quiere dejar la relación que las inclinaciones suicidas han estado presentes en la relación durante muchos años, y que pese a lo trágico de la situación, una persona no puede ser considerada responsable de proteger a otra persona de por vida. En algunos individuos, la auténtica (aunque insana) añoranza por la muerte es un deseo enraizado en ellos desde la más temprana infancia, y en estos casos, es muy poco lo que un compañero puede hacer para alterar el aparentemente inevitable curso de esta pulsión.
Entre las verdaderas terroristas, sin embargo, las amenazas de suicidio pueden ser consideradas, en gran parte, como tácticas dentro de un rol manipulativo. En resumen, la terrorista dice, " Si tú no puedes hacer lo que yo de digo, me mataré". Si el suicidio permanece como una amenaza o es realizado, el verdadero terrorista utiliza el suicidio no tanto como una expresión de una pena desesperada sino como un arma para ser empuñada contra otros.
En el trabajo con clientes que están luchando dentro de una relación o en un proceso de disolución de la misma, me he enfrentado con muchas cuestiones, todas relevantes para medir el potencial terrorista femenino: ¿Perseverará la mujer en sus intentos de arruinar financieramente a su compañero? ¿Es ella sincera cuando promete matar a su compañero o de matarlo si se implica en una nueva relación? ¿Son las amenazas de suicidio sinceras o manipulativas? ¿Llevará adelante sus amenazas de utilizar la ley para "secuestrar" a sus hijos para lastimar a su compañero? ¿Lavará el cerebro de los niños hasta el extremo de que su ex-compañero no se atreva a formar una nueva relación?
El terrorismo emocional no es un tema confinado al contexto familiar. Conozco una exitosa mujer en el mundo de las bellas artes. Esta mujer ha sido perseguida por una antigua asistente suya la cual, vicariamente se imagina a sí misma como la misma escritora, viste como ella, la acecha y hace manifestaciones publicas en las que afirma que ha sido ella la creadora de las obras de arte por las que la escritora es internacionalmente famosa.
En situaciones de terrorismo emocional y familiar, hay dos áreas susceptibles de ser abordadas. Medidas prácticas de protección ("estrategias de supervivencia") para una parte de los miembros de la familia, y el trabajo terapéutico con el mismo o la misma terrorista. Debo reiterar, en esta fase, que tanto los hombres como las mujeres son capaces de tácticas terroristas pero que los hombres tienden a comportarse de una manera más violenta físicamente dentro de la familia. Las mujeres, como he mostrado utilizan más a menudo tácticas sutiles, por ejemplo, tácticas de la terrorista opuestas a una guerra abierta y clara.
El primer paso, por parte de los otros miembros de la familia, para limitar el potencial destructivo de la terrorista consiste en comprender que la terrorista es una terrorista. En un caso reciente, el Sr. Roberts me describía cómo, durante su matrimonio, él y sus hijos se enfrentaban a diario con la violencia de los abusos verbales de su mujer. La Sra. Roberts también era violenta con los niños. Ahora que él ha solicitado el divorcio, ella está haciendo uso de todas las armas de su arsenal. En presencia de los niños ella ha tomado drogas y bebido alcohol hasta el punto de la intoxicación extrema. Ha escenificado intentos infructuosos de suicidio en presencia de los hijos; ha amenazando, por teléfono, con "hacer una estupidez"; ha prometido matar a la nueva compañera del Sr. Roberts, y ha asegurado al Sr. Roberts que cuando ella acabe con él, no le quedará ni un penique a su nombre. Al Sr. Roberts este tipo de comportamientos le parecían perfectamente normales. Después de todo él había presenciado esta clase de conductas durante los trece años de su matrimonio. Cuando le sugerí que "lo que tú has padecido es terrorismo emocional", repentinamente, y por primera vez, fue capaz de ver su situación con claridad. En ese momento, el comprendió que el comportamiento de su esposa no era ni apropiado ni aceptable. Ese tipo de comportamientos no son los que ningún hombre podría esperar de su mujer ni dentro ni fuera del matrimonio. No, ahora el Sr. Roberts no desea que sus hijos sean sometidos por más tiempo a tales comportamientos extremos. En una primera etapa resulta esencial el hecho de reconocer a la terrorista.
Ya que la terrorista viene estimulada por un sentimiento de omnipotencia y está dispuesta a comportarse sin límites de ninguna clase (usualmente animada por alguna terapeuta feminista que insiste en que sus clientes sufren de "baja autoestima") deben tomarse medidas prácticas para definir claramente los límites del comportamiento. Resulta desafortunado que la situación legal de muchos mandatos de acuerdos de divorcio quede abierta. Ciertamente, cuando ambas partes de un divorcio son razonablemente equilibradas, es completamente ajustado al acuerdo ser lo suficientemente flexible para considerar circunstancias cambiantes tales como los aspectos financieros, la custodia de los niños y los derechos de visita. Sin embargo, cuando uno de los litigantes en el divorcio es un terrorista emocional, los procedimientos de un divorcio contencioso y los acuerdos abiertos ofrecen infinitas oportunidades para que los tribunales, abogados y la corte de psicólogos llamados a las evaluaciones, sean utilizados como armas por parte de la terrorista. En estos casos, los tribunales y los procedimientos de divorcio proporcionan un marco sin límites a la terrorista; más aún, todo ello permite, a la terrorista, continuar su comportamiento desaforado.
Por esta razón, cuando se está lidiando con una terrorista emocional lo mejor para el proceso de divorcio es que la sentencia sea tan rápida, acabada, absoluta e inequívoca como sea posible. Muchos de los profesionales y abogados que trabajan con divorcios están familiarizados con clientes descritos como "litigiosos". Únicamente cuando la "litigiosidad" es vista como una manifestación de terrorismo el proceso de separación puede ser conducido rápidamente hacia acuerdos legales precisos.
Para limitar los sentimientos de omnipotencia de la terrorista hay muchas medidas efectivas. El principio fundamental , con en el manejo de los terroristas políticos, debe ser: "No se negocia con terroristas". Las llamadas telefónicas inacabables, las conversaciones, los enfrentamientos, los intentos de "volver juntos", la correspondencia, las visitas, los gestos de apaciguamiento y los esfuerzos para aplacar las demandas de la terrorista, todos sirven para reforzar la creencia de que ella está consiguiendo algo. Únicamente una actitud de firme resolución demuestra a la terrorista que su poder es limitado.
Más aún, para cualquiera que trate directamente con la terrorista, las palabras de refuerzo, "elevadoras de la autoestima", las "caricias" y las consolaciones son, lamentablemente, contraproducentes. La Sr. Roberts encontró pronto una terapeuta feminista para apoyar de manera acérrima la creencia errónea de que "todos los sentimientos (y por consiguiente los comportamientos) son lícitos". Así, le fue dicho, por esta terapeuta, que tenía derecho a sentirse y a comportarse de cualquier manera que eligiera, en un alarde de desalmada indiferencia por la devastación infligida a los niños. Tales afirmaciones únicamente sirven para reforzar la ya patológica, solipsística e infinitamente autojustificada perspectiva de la terrorista.
Para afrontar la segunda etapa de desarme de la terrorista ?la intervención personal con la propia terrorista- el terapeuta debe estar preparado para ser franco, honesto y directo. En mi trabajo con mujeres terroristas he encontrado que, algunas veces, algo bastante simple puede aplacar a la terrorista: "Te estás comportando como una terrorista. Eso es lo que tú estás haciendo. Así es como estás siendo tú de destructiva. Esta es la destrucción hacia la que te diriges", y la terrorista, viéndose a sí misma claramente, por primera vez, podría tener el valor de reconsiderar su comportamiento. Sin embargo, lo más común es que sea necesaria una profunda terapia. Para conseguir que el comportamiento de la terrorista cambie, primero debe haber un cambio firme y radical en la constitución psicológica de la terrorista. Muy a menudo este cambio sólo puede lograrse a través de una investigación profunda y una resolución de los traumas de la temprana infancia para que la terrorista pueda comenzar a conseguir una percepción real, verdadera y consciente de su propia situación actual.

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